Me encontraba ahí en la barra, Eduardo me contaba lo infeliz
que era, No podía escucharlo. Solo veía sus labios moverse, la idea de tocar
otro cuerpo estaba en mi mente, solo le dije necesito ir al baño, me contesto
aquí te espero. Es así como me dirigí hasta los servicios de ese lugar, el
deseo podía mas que mi miedo, era una mezcla de sensaciones cada paso que daba
a acercándome al lugar, los latidos del corazón se aceleraban, podía escuchar y
sentir los palpito acelerado que daba brincos en mi pecho.
Cada vez me acercaba más y más, sentía que me
observaban, me deseaban, el lugar estaba abarrotado de hombres, de distintas
edades, razas, es así como entre al pequeño cuarto era bizarro, sórdido,
recuerdo la escena muy claramente como set de película, eran tres cubículos no
tenían puerta mas que la de la entrada, el lavadero a un lado con rajadura,
sucio, me aproxime a uno de los cubículos entre, baje mi bragueta, me
encontraba parado misionando, escuche unos paso acercándose, no quise voltear,
pero mi curiosidad me obligo a mirar, era un hombre un poco mas alto que yo,
vestía de jean y camisa a cuadros, el rostro no lo note, la luz del lugar era
muy tenue, de pronto sentí la respiración de aquel hombre tras de mi. Mi
corazón latió mucho mas fuerte, mi pulso se aceleró, sus manos se posaron sobre
mi cintura y susurro a mi oído en tono de pregunta ¿ te puedo ayudar?, sentí
reclamante un ráfaga de electricidad de invadió mi cuerpo, no podía articular
palabra alguna, aquel hombre fue rodeando sus manos a mi cintura, bajo hasta la
pelvis y toco mi miembro, sus manos grandes ásperas hacían que lo deseara más y
más, eran los últimos chorros de orine que expulsaba y comenzó a masturbarme
poco a poco mi pene crecía y se coloco erecto la sensación era indescriptible el
hombre desconocido, el lugar sucio, y el acto proseguido del miedo a ser visto
hicieron que mi libido y excitación crecieran al máximo, no era yo, era mi
verdadero yo que se expresaba y pedía a gritos placer.
Aquel hombre
alto me empujo hacia la pared, giro mi cuerpo hacia él, Yo tenia la mirada
gacha levanto mi rostro e hizo que lo mirara, su rostro era mas claro,
facciones marcadas delineadas, piel blanca, ojos achinados, y en su rostro
enmarco una sonrisa amplia, sus dientes blancos y en su aliento pude percibir
olor a cerveza. Tenia la barba crecida.
Arremetió contra
mi cuello sentí sus labios cálidos, que bajaban, su barba raspo mi piel,
comenzó a desabotonarme la camisa, la parte racional que quedaba en mi aun no
desaparecía, cogí sus manos a modo de frenarlo, note por segunda vez lo grandes
que eran y ásperas que se sentían, sus brazos llenos de vellos, el insistió. No
lo detuve, pero a quien iba mentirle el animal lleno de deseo que era en aquel
momento deseaba que rasgara mi ropa, lamió mi pecho con tal desenfreno, solo
observe como devoraba mi abdomen, llego hasta mi pene lo olio cual perro huele
su hueso, sentí la succión del aire hacia su nariz, comenzó a jugar con la
lengua dándole pequeño lenguetazos, la sensación era al máximo, estaba poseído,
poco a poco abrió su boca y metió mi miembro en ella, solo podía ver su cabeza
con un vaivén sincronizado con mi cadera. La calidez de su boca hacían que me
excitara mas, cogió mis glúteos los presiono contra el intentando tragar todo
mi miembro, lamió mis testículos, su barba me raspaba, pero no era incomodo, al
contrario me gustaba, subió nuevamente, cogió mi cara, me miro, vi sus ojos
color avellanas, sus cejas pobladas, sus labios pequeños, me beso, sentí su
aliento, su lengua jugaba con la mía. Quería mas, mas, me miro y dijo me
gustas, su voz ronca fuerte, hizo un eco a mi oído.
Me coloco contra
la pared, tenia la camisa abierta, quiso sacármela no pudo aun tenia los
botones del puño, comenzó a besar mi espalda, su barba raspaba cada vez más,
seguía bajando, toco mis muslo me bajo el bóxer, apretó mis glúteos los abrió,
sentí como pasaba la lengua entre ellos, Yo ya no pensaba, el placer había
invadido mi cuerpo. Su lengua puntiaguda escarbaba mi ano, estaba apunto de
explotar, mi rostro contra la pared sucia. Ya no me importaba, sentí que
desabrocho los pantalones, toque su pene, estaba duro, era una roca. Intento
embestirme dije no aquí no, la cordura volvió en mi, dijo por que no, solo
respondí NO al parece no le molesto, giro nuevamente mi cuerpo contra el, pude
tocar su pecho duro, sentí sus vellos, comenzamos a besarnos nuevamente, ahora
el beso era correspondido, cogí su rostro, mordí sus labios. Lo mire con deseo,
el hizo lo mismo, nuevamente bajo, succiono mi pene de forma desesperante, lo levante,
lo bese quería más de sus besos, quería más de su barba, quería más de sus ojos
y en la forma como me miraba, comencé a masturbarlo y el a mi, de pronto no
pude más y eyacule, el me siguió, observe en su rostro el placer. Lo cual hizo
desearlo más, terminado el acto, me lave y abotone la camisa, estaba algo
avergonzado, antes de salir del cubículo me cogió el rostro y me beso, luego
pregunto te puedo invitar una cerveza?
Es así como te
conocí.